El camino de las lágrimas
La nación cherokee llevaba asentada en el sudeste de los actuales Estados Unidos 800 años cuando en 1540 el español Hernando de Soto se convirtió en el primer hombre blanco que pisaba aquel territorio. Durante tres siglos se sucedieron intercambios culturales y económicos.
En esta fecha, alrededor de 1830, el afán de dominar nuevas tierras y la fiebre del oro se unieron para expulsar a los indios cherokees de lo que había sido su hogar durante 8 siglos.
En este año concreto Jackson el presidente de los Estados Unidos, ignorando una sentencia del tribunal supremo y apoyándose en 100 firmas recogidas de cherokees, ordenó el traslado forzoso de más de 17.000 personas desde la actual Georgia a Oklahoma.
Se destruyeron las aldeas para que no tuvieran un hogar al que regresar o añorar. Encerrados en campos de prisioneros, transportados en carromatos apiñados u obligados a marchar a pie bajo el sol de verano y la nieve en invierno.
La emigración llegó a su fin en 1839. Más de 4.000 personas a causa de enfermedades, temperaturas y hambre no llegaron a la meta.
La bandera de los indios cherokees además de siete estrellas que representan a cada uno de sus clanes, luce una octava estrella negra en memoria de los que no pudieron sobrevivir.
A pesar del horror del capítulo, surgió una hermosa leyenda: al principio del camino las madres cherokees no podían parar de llorar porque se veían incapaces de ayudar a sus hijos a sobrevivir. Entonces los ancianos pidieron a los dioses una señal que devolviera el coraje y la valentía a las madres. Al día siguiente, en cada lugar donde había caído una gota de lágrima creció una bellísima rosa blanca con el centro dorado, como el oro de las tierras cherokees, y con siete hojas, una por cada clan.
Aún hoy las rosas cherokees brotan espontáneamente a lo largo del trail of tears.
En esta fecha, alrededor de 1830, el afán de dominar nuevas tierras y la fiebre del oro se unieron para expulsar a los indios cherokees de lo que había sido su hogar durante 8 siglos.
En este año concreto Jackson el presidente de los Estados Unidos, ignorando una sentencia del tribunal supremo y apoyándose en 100 firmas recogidas de cherokees, ordenó el traslado forzoso de más de 17.000 personas desde la actual Georgia a Oklahoma.
Se destruyeron las aldeas para que no tuvieran un hogar al que regresar o añorar. Encerrados en campos de prisioneros, transportados en carromatos apiñados u obligados a marchar a pie bajo el sol de verano y la nieve en invierno.
La emigración llegó a su fin en 1839. Más de 4.000 personas a causa de enfermedades, temperaturas y hambre no llegaron a la meta.
La bandera de los indios cherokees además de siete estrellas que representan a cada uno de sus clanes, luce una octava estrella negra en memoria de los que no pudieron sobrevivir.
A pesar del horror del capítulo, surgió una hermosa leyenda: al principio del camino las madres cherokees no podían parar de llorar porque se veían incapaces de ayudar a sus hijos a sobrevivir. Entonces los ancianos pidieron a los dioses una señal que devolviera el coraje y la valentía a las madres. Al día siguiente, en cada lugar donde había caído una gota de lágrima creció una bellísima rosa blanca con el centro dorado, como el oro de las tierras cherokees, y con siete hojas, una por cada clan.
Aún hoy las rosas cherokees brotan espontáneamente a lo largo del trail of tears.